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dc.contributor.authorCoons, John E.
dc.date2000-05-31
dc.date.accessioned2016-10-17T12:23:47Z
dc.date.available2016-10-17T12:23:47Z
dc.date.issued2016-10-17
dc.identifier.issn0034-9461
dc.identifier.urihttps://reunir.unir.net/handle/123456789/4359
dc.description.abstractEste trabajo desea responder a la pregunta de hasta qué punto las escuelas públicas norteamericanas son realmente públicas. Según el diccionario, el significado de esta palabra es ¿accesible para todos¿. Algunos ejemplos de instituciones públicas serían las bibliotecas, las piscinas, los museos, las carreteras y los colegios. Los niños, sin embargo, están excluidos en Estados Unidos de todos los colegios públicos salvo de aquel que se encuentre más cerca de su casa. Por esta razón, en la práctica, sólo las familias más pudientes tienen posibilidad de elegir entre colegios ¿públicos¿ decidiendo para ello previamente su lugar de residencia; los pobres y los trabajadores de a pie se ven obligados a acudir al colegio más próximo. Esta realidad se está haciendo más patente entre las personas de menores ingresos, lo que ha comenzado a originar un clamor popular que pide tener la posibilidad de inscribir a sus hijos en cualquier colegio. Esta demanda se satisfaría fácilmente a través de sistemas de elección de centro escolar subsidiada por medio de becas del gobierno que fueran aplicables tanto a colegios públicos como privados. En Estados Unidos todos los colegios privados, salvo unos pocos, son al menos tan accesibles para los pobres como los públicos; en las grandes ciudades, por ejemplo, las familias que se inscriben en colegios católicos que tienen un costo bajo tienden a ser, en su mayoría, de negros no católicos que huyen de las escuelas estatales. Estas familias, además, han descubierto que en colegios confesionales los chicos más desfavorecidos consiguen mejores resultados. Logran también índices mucho más altos de graduación y de asistencia a clase. Paradójicamente, al ser más accesibles a todos, son realmente mucho más ¿públicos¿ que los colegios estatales. Las autoridades públicas en varios estados del Este están facilitando a miles de familias pobres el abandonar la educación pública, financiando su elección de colegios privados que siguen unas normas estatales. Al mismo tiempo, los colegios públicos están empezando a introducir en serio la elección para los pobres, a través de la nueva organización de los que se llaman ¿charter schools¿, colegios públicos que son autorizados a seguir unas normas especiales que desean expresar un carácter propio. En el artículo se describen diversos sistemas de elección regulada, que cambiarán el sistema educativo hacia un modelo más democrático y abierto a todos. Estos sistemas propuestos protegerían a las familias más desfavorecidas a través de unas específicas estructuras legales que protegerían al pobre de la discriminación en la admisión, subvencionarían su desplazamiento hasta el centro elegido y pondrían en marcha programas de información a los padres sobre los distintos tipos de colegios existentes.es_ES
dc.language.isoenges_ES
dc.publisherRevista Española de Pedagogíaes_ES
dc.rightsopenAccesses_ES
dc.subjectRevista Española de Pedagogíaes_ES
dc.subjecteducaciónes_ES
dc.subjectAméricaes_ES
dc.titleThe populist moment in American Educationes_ES
dc.typearticlees_ES
reunir.tag~REPes_ES


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